NOTA AL PIE :
Les paso un cuento realizado por mi , a ver si les gusta ( genero ; fantastico) :
LOS MIEMBROS
SUPERIORES IZQUIERDOS
Jòse Luis
Sebastián Salas
Descendió las
gradas despreocupado. Manuel extendió la mano y abrió la puerta. La mañana
otoñal se abría a su mirada. Condujo su coche en dirección al trabajo. Ayer fue
un día agotador para él y hoy se le presentaba otro, con la intención de
cambiar el cansancio por ilusión.
Empezó a llover.
La gente se cobijaba en los portales, corrían asustadizos. Llego al garaje del
edificio donde realizaba su trabajo y rutinariamente ingreso la movilidad.
Intento aparcar el auto en un patio sin techo.
-Buenos días Don
Manuel – saludo el portero – Que lluviecita no?-. Descendió del vehículo
agitando levemente su mano en señal de saludo. Advirtió que Luciano, su
interlocutor, tenía el saco mojado y carecía del miembro superior izquierdo,
sin embargo, sonreía con un semblante amigable. “No entiendo lo que estoy viendo”,
pensó. “Cada vez estoy más cansado” se lamentó y trato de justificar esa
visión. Dirigió sus pasos al ascensor. La gente transitaba desprevenida,
inmersa en sus labores. Volcó su dirección hacia el lugar donde se encontraba
una calentadora eléctrica de café y se dispuso a prepararse una taza. Levantó
la mirada y ubicó a tres albañiles que realizaban labores de construcción en
una terraza. Los observó atentamente, como cuando uno se percata que sucede
algo anormal y asombrado se percató que ninguno tenía el miembro superior
izquierdo. La lluvia caía pertinaz. La cara de Manuel cambio de aspecto. - “Esto
no puede estar pasando”, recapacitó. “Hace media hora el portero y ahora los
albañiles”. Traspasó la puerta que daba paso a la terraza y salió rápidamente dirigiéndose
donde se encontraban los hombres. Ellos no sintieron su presencia por el
incesante machacar de las maquinas. - ¿Por qué no tienen el brazo izquierdo? -les
gritó. Los albañiles lo escucharon asombrados, pero automáticamente incursionaron
sus ojos a sus brazos izquierdos y notaron con incredulidad, que era verdad. Carecían
de sus miembros superiores izquierdos. Estaban mancos. Constataron visualmente
que sus colegas de trabajo sufrían lo mismo y sobretodo la presencia de lo inimaginable.
Se inició un griterío. Nadie entendía lo
que pasaba. La desesperación causó desencanto y acciones torpes en ellos.
Bajaron por la escalera de incendios atolondrados en busca de ayuda, dejando a
Manuel impotente y sin respuesta.
Acudió a la
oficina del jefe, quien lo espetó –Hombre Manolo, que grata sorpresa,
normalmente no vienes por aquí – Está pasando algo extraño – atino a decir
Manuel . La gente no tiene brazo izquierdo –Cálmate, creo que esta alucinando –
trató de tranquilizarlo. A pesar de la actitud escéptica de Lucas, el jefe,
abordaron la calle empapada por la garua. Escudriñaron a los transeúntes.
Ninguno tenía brazo izquierdo. Manuel y Lucas no daban crédito lo que pasaba.
Sin entender, regresaron a la oficina. Allí los empleados, todos metidos en sus actividades, no presentaban
ninguna anormalidad física. No encontraban respuesta a la incertidumbre.
-Que habrá podido
suceder? - preguntó Manuel e intentó entablar una conversación con su jefe, quien
no cabía en su asombro. Él no le respondió. Atinaron a encender la televisión
que se encontraba en el pasillo para tener alguna información que tranquilizara
los ánimos. Esperaban que lo que pasaba seria producto de sus imaginaciones.
Pero no; ¡Era noticia!, Se mostraban en imágenes personas en la vía mojada.
Todas no portaban el miembro superior izquierdo. Aparecían ante ellos una
ciudad de mancos. Ello causo una
psicosis masiva y la gente se tomaba de los pelos con su mano derecha y no daba
crédito a lo que veía.
Manuel observó de
reojo a su jefe tratando de percatarse que contaba con el brazo izquierdo.
Luego hizo lo propio con su propio miembro superior izquierdo. Lo mismo hizo Lucas.
Los dos resoplaron de alivio . Si
conservaban sus extremidades superiores izquierdas. La angustia de lo
desconocido abrumaba su pensamiento.” Como estará mi esposa, mis hijos” suspiro
Manuel. Que desazón. Nuevamente desorientados salieron a la calle, la lluvia no
paraba. Automáticamente desaparecieron sus brazos izquierdos. Comprendieron y
relacionaron la lluvia con el fenómeno.
Ingresaron al edificio. Corrieron al baño y con una secadora prestada
por una secretaria, pasaron el aire caliente por la zona de sus brazos
fantasmas y asombrados vieron que aparecían nuevamente.
Por una extraña razón,
confluyeron que el agua de la lluvia causaba la desaparición de los miembros
superiores izquierdos. Aliviados porque llegaron a una conclusión y que, sobretodo
tenia solución, se despidieron.
Por la noche,
Manolo arribo a su casa. Saludo a su familia, quienes no sufrían algo anormal
en sus brazos, los cuales fueron palpados por Manolo. Ellos permanecían
impávidos ante la actitud de su padre y esposo. Sonrieron y no dieron
importancia al hecho. Pretendió que no hubo ocurrido nada de lo que paso en ese
día y trato de acelerar el tiempo para terminar con esta insólita jornada. Tomó un tranquilizante. Se duchó. Seco
completamente su cuerpo. Cenó. Observó el noticioso. Todo parecía normal. Se introdujo
en la cama, entró en calor, se restregó y se palpó el cuerpo con su mano
derecha. Se percató que carecía del miembro superior izquierdo.
joseconacentoenlao
jlss
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